- 3 marzo, 2021
- Posted by: Grupo R
- Categoría: Comunicación Social y ONGs
- De entre las personas atendidas en la ONG, el 36% son mujeres, un porcentaje que preocupa a la entidad por la mayor vulnerabilidad de este colectivo
Además, la entidad advierte de un cambio en el perfil de los usuarios que se acercan cada día a sus instalaciones: Personas afectadas por la crisis de la Covid-19 que han perdido ingresos
El 44% de las personas atendidas en Pechina son españoles de los cuales la mitad son valencianos
El 6 de marzo, Día de Casa Caridad, la asociación quiere poner en valor la labor de apoyo a los más necesitados en un año excepcional por la pandemia
Con la llegada de la pandemia hace casi un año y la consecuente crisis que ha dejado, las personas en situación de sin hogar se han convertido en el foco de mayor vulnerabilidad. Con motivo del 6 de marzo, Día de Casa Caridad, la asociación ha querido subrayar la importancia de la labor realizada durante este año en el que ha seguido atendiendo a los más vulnerables de la ciudad de València. Una atención que ha tenido que adaptar para dar solución a las necesidades de todos los colectivos y perfiles que acuden día a día a esta entidad.
Durante el año que llevamos de pandemia la Asociación Valenciana de Caridad ha atendido de manera personalizada a más de 2.500 personas poniendo a su disposición los recursos de la ONG. “Con la llegada de la Covid-19 la atención en Casa Caridad tuvo que cambiar para poder dar solución efectiva a nuestros usuarios y a sus nuevas necesidades, y así lo hemos hecho. Hemos conseguido adecuarnos a las nuevas circunstancias, adaptando los servicios a la realidad que vivimos”, explica Luis Miralles, presidente de la entidad.
Ante la imposibilidad, por tanto, de seguir la marcha habitual, “desde Casa Caridad hemos adaptado los servicios de comedor a la situación epidemiológica del momento, o, ante la falta de ingresos de muchas personas, hemos otorgado ayudas económicas a familias para hacer frente a alquileres, facturas u otros trámites”, explica Guadalupe Ferrer, gerente de la ONG. “Con estas nuevas medidas estamos ayudando a que las personas sigan teniendo una casa o habitación sin necesidad de acudir a los albergues sociales. Es una línea de prevención para que las personas continúen manteniendo sus hogares”, indica Guadalupe Ferrer.
A esta situación de crisis sanitaria, le ha acompañado la crisis económica que ha traído consigo un aumentando en las desigualdades sociales. Tal y como advierte Luis Miralles, “la pérdida de empleo durante los primeros meses de pandemia, la situación de ERTE, la imposibilidad de encontrar nuevos trabajos o las dificultades para percibir rentas sociales ha generado que el perfil de la pobreza valenciana haya cambiado hacía unos rasgos más normalizados: personas con recursos habitacionales que han perdido el empleo y no tienen ingresos suficientes para mantenerse”.
Cambio en el perfil de los usuarios
Casa Caridad ha advertido del cambio de perfiles que se está observando entre sus usuarios. “Personas con contratos precarios que los han perdido por la crisis económica derivada de la pandemia y que no lo vuelven a recuperar, familias que cuentan con recursos habitacionales pero que no pueden pagar el alquiler, las facturas o la alimentación son el nuevo perfil que está empezando a llegar en busca de ayuda. Son gente que antes no necesitaban ningún tipo de recurso pero que ahora, por la pérdida de ingresos o en caso de tenerlos son insuficientes para llevar una vida digna, se han visto abocados a acudir a las ONGs”, explica Luis Miralles. Una situación que la Asociación prevé que pueda continuar en los próximos meses.
Por otra parte, el perfil femenino se mantiene como uno de los colectivos al alza año tras año siendo el 36% durante el 2020, dato que preocupa a la Asociación Valenciana de Caridad como indica la responsable de Trabajo Social, Cristina Sánchez afirmando que “la precariedad del mercado laboral, las responsabilidades familiares, la dificultad de acceder a una vivienda y la mayor vulnerabilidad hacen que mujeres que ahora están en nuestros albergues necesiten una atención especializada que el equipo de trabajo social de Casa Caridad realiza con un itinerario individualizado para dar respuesta a sus necesidades”.
Respecto a la procedencia de los usuarios, el 44% de las personas alojadas en el albergue de Pechina son españoles de los cuales la mitad son valencianos, un porcentaje que ha crecido con respecto a años anteriores. Además, desde la entidad advierte del aumento, en los últimos meses, de personas mayores de 65 años que son derivados a Casa Caridad. “Son personas con situaciones muy diversas y que han sufrido importantes pérdidas a lo largo de su vida, el albergue supone un primer paso hacia la restauración de su proyecto de vida, trabajamos en coordinación tanto con las entidades del tercer sector como con las administraciones públicas para ofrecer una solución global que implica muchas áreas (sanidad, empleo, vivienda, justicia…)”, explica Cristina Sánchez.
Por lo que se refiere a personas extranjeras, señalar que en ambos albergues los usuarios procedentes de Latinoamérica siguen al alza. Actualmente el 24% de los usuarios de Casa Caridad son procedentes de estos países, especialmente de Colombia y Venezuela. “Estas personas llegaron en su momento solicitando protección internacional, gran parte de ellos utilizan nuestros servicios hasta que encuentran una red de apoyo que les permita encontrar otra solución”, apunta la responsable de Trabajo Social.
Adaptando servicios e instalaciones
En estos últimos meses, Casa Caridad ha adaptado sus instalaciones y servicios ante las nuevas necesidades derivadas de la situación de la pandemia. Así, al cierre del comedor social –que quedó reservado a uso exclusivo de los albergados– se ofreció la alternativa de los kits de alimentos con un reparto semanal que beneficia a 600 personas. Además, se ha reformado el comedor para favorecer la seguridad, separándolo en dos estancias: uno para albergados y otro para usuarios que llegan desde la calle.
A esto se suma la remodelación en albergues en los que se han habilitado espacios de aislamiento y las medidas higiénicas recomendadas por las autoridades para garantizar la seguridad sanitaria de los residentes como la entrega de mascarillas, el uso obligatorio de geles hidroalcohólicos. Las Escuelas Infantiles, además, han tenido que modificar sus protocolos de funcionamiento para adaptarlos también a las necesidades de niños y familias.
“Esta adaptación ha sido posible gracias al compromiso de las personas que trabajan en Casa Caridad que con profesionalidad han sabido adaptar cada uno de los servicios a las nuevas circunstancias ofreciendo asistencia personalizada tanto por vía telemática como presencial cuando ha sido posible. También nuestros usuarios han sido un ejemplo de comportamiento convivencia y comportamiento respetando las normas en todo momento”, explica Guadalupe Ferrer, gerente de la entidad.
Y aunque la pandemia ha rebajado la intensidad de muchos de los servicios ofrecidos en la Asociación Valenciana de Caridad, su presidente insiste en que “hemos estado activos en todo momento incluso avanzando en nuevos proyectos que se adaptan a las nuevas necesidades de las personas en situación de sin hogar como la puesta en marcha del nuevo edificio del proyecto Fénix de viviendas supervisadas en el que ya se alojan personas y familias que disponen de mayor autonomía y que se encuentran en la última etapa del proceso de reinserción social”.
Día de Casa Caridad
La Asociación quiere reivindicar el 6 de marzo el Día de Casa Caridad, fecha en la que se constituyó la Asociación en 1906. “Queremos que sea un día que la ciudad se vuelque con Casa Caridad, una institución que se creó gracias a la solidaridad de los valencianos, que lleva 115 años, más de 40.000 días abierta, por el apoyo desinteresado de la ciudadanía de València, y que a la vista de los datos, sigue necesitándolos para apoyar a los vecinos más desfavorecidos de la ciudad”, ha indicado Luis Miralles.